Siempre ha estado ahí. En diferentes etapas, pero persistente y tan natural como respirar, aunque no he sido consciente de eso todo el tiempo; la diferencia entre un momento y otro fue el instante en el que me senté a reflexionar sobre lo que significaba para mí y me di cuenta de cuán importante era no solo para mi vida, pero mi supervivencia en el mundo. Probablemente haya comenzado en la secundaria cuando escribía ridiculeces. Probablemente se quedara conmigo cuando alguien más me hizo pensar que no era completamente una ridiculez.
Dejé de hacerlo durante un tiempo insoportablemente largo que nunca debió ser, pero ahora me he aferrado tanto a ella como si fuese el mayor santo de mi devoción (lo es) y soy feliz con eso.