Misiva anónima. · 4mo
Jamás pensé cruzarte de nuevo, pero hacerlo no ha hecho más que traer calidez a mi corazón al verte bien, al verte feliz, verte amando y siendo amada que es lo que mereces en su totalidad; todo lo bonito del mundo. No sé a estas alturas cual sea tu pensar acerca de mi persona, pero lo que a mi respecta te guardo en gran estima puesto a que fuiste un ser muy importante en su momento, y hasta el final. Ojalá algún día volver a charlar. Sonríe siempre, por favor, brillas muchísimo siendo feliz.
— Un roble.
Mentiría si dijera que desconozco al remitente de esta correspondencia. Así que, primeramente, he de agradecerte por la pureza de tus palabras y tus buenos deseos, y si me permites, podría soltar con toda sinceridad que lamento la brusquedad de mi expresión en su tiempo, pero también pido comprensión ante mi dolo que estuvo abrazándome durante ese mismo lapso. Tampoco le quitaré mérito a tu persona, pues de no ser por el papel que jugaste, no sería consciente de mis huellas que me traen al presente. Ojalá también te envuelva la dicha, recuerda disfrutar de las pequeñas cosas y no permitas que la tristeza te consuma.
