Lo que él no sabía es que fue que esa historia de amor que parecía sin fin se volvió la pesadilla de ambos, dando así por terminado su perfecto cuento imaginario. Qué cruel ¿no? Pero fueron gracias a esas palabras que la hicieron ilusionarse por las que decidió borrar esos dos pequeños puntos. Gracias a las mentiras que se tragaba pensando que eran reales. Fue gracias a él que ella se canso de tantas mentiras, de tantas bromas, de tantas palabras falsas, de tantos besos de ceniza, de tantos abrazos fríos, de tantas caricias que de cartón.

Ahora hay un fantasma en el pasillo del recuerdo que él debería llevarse en silencio y el vacío que dejo nacer. Él debe llevarse esos recuerdos, cada imagen, cada sonrisa que le sacaba. Ella fue el fuego de la llama encendida donde ahora sólo quedan cenizas, ella empieza a desaparecer poco a poco entre las letras de la nostalgia. Dentro de ella todo está destrozado, todo está hecho pedazos. Se dio cuenta que siempre tuvo razón, no debió volver a creer. Ella le dedicó las últimas palabras, ella le dedicó el último adiós, ella simplemente se retiró. Ella fue el inicio y fin de la historia.