Dejé mi bufanda en aquel frío lugar y aún la guardas. A veces quisiera recuperarla cuando me llegan los momentos donde tan dulce y dispuesto cantabas en el auto hacia el norte donde las hojas de otoño caen una y otra vez sobre aquél "Te recordaré" de todo lo que fue. Todo terminó y la magia huyó de aquí. Partíamos hacia un nuevo amanecer terminando en donde te conocí, abrí de nuevo el álbum de fotos y recuerdos tomando la primera foto donde te sonrojaste, solías ser él que usaba lentes en su niñez, recordando las historias que tu madre cuenta de ti; tu pasado yo vi pensando que estaría en tu futuro y sólo un llavero fui, parte de un souvenir. Ibamos de paseo en abril por la ciudad pensando en el camino "¿En qué momento dirá que esto es amor?" nunca lo dijo... Estuve muerta y enterrada, me tomaste el pulso tarde y ya fue, no es lo mismo de antes. Te preguntaste en dónde estuve mientras yo intentaba hallarte otra vez y sin vida me encontré.
Ya todo terminó, no hay nada qué hacer porque te olvidé lo suficiente para no necesitarte más. Solíamos ir hacia la madrugada bailando en la cocina donde no había nadie más. Te pensé otra vez, recordando cada murmuro de tu voz. Volvíamos de nuevo pero nadie se enteró, yo era tu secreto y yo tú credo en el amor, te juré, te recé, lo recuerdo bien. Casualmente cruel y honesto para excusarte como un trozo papel arrugado quedé porque todo lo recuerdo bien, van marcadas las vivencias de nuestra primera cita. Aquel día que no viste la luz roja al caminar, yo lo pude notar, aún llevas contigo esa bufanda porque te recuerda a mí.